Cor Iesu

En este programa, con la intercesión de la Virgen, nos acercamos a ese Divino Corazón que nos pide nuestro amor y nuestra confianza en su misericordia. Esperemos en las palabras de Jesús al buen ladrón: "Hoy estarás conmigo en el Paraíso".

"Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino". Esta petición del buen ladrón nos muestra que podemos acudir con confianza y humildad al Dios y Rey de misericordia. El ejemplo del buen ladrón, nos ayuda a contemplar la mirada de la Madre de Dios a su Hijo, mirada a imitar en nuestra vida desde la fe de María.

Abelardo de Armas nos advierte que, para seguir a Jesús, hace falta no sólo la luz de la verdad, sino también la fuerza necesaria para cargar con la cruz de cada día. Pedimos, pues, que no nos falte nunca la luz de Cristo y que nos libre de las asechanzas del Maligno para poder seguir a Jesús hasta el final.

Jesús nos grita hoy: "Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba". Hay muchos corazones secos, que buscan saciarse en el placer, en el dinero... E ignoran que la felicidad y la vida eterna brotan del corazón sediento de Jesús.

Abelardo de Armas nos invita a considerar la soledad de Jesús, que "vino a los suyos, y los suyos no le recibieron". Frente al amor insondable de este corazón solitario, comprometámonos a acompañarlo y consolarlo con nuestro amor.

El Corazón de Jesús se nos ha revelado como misericordia, misericordia que conoce tan profundamente nuestra miseria que no solo no se escandaliza, sino que, ante nuestra fragilidad, se hace alimento para sostenernos. Acerquémonos, pues, con corazón contrito al altar para recibirlo.


Jesús nos dice que, para entrar en el Reino de los Cielos, es necesario hacerse como niños, y nos ofrece su propio corazón de Hijo como ejemplo a seguir. Hagamos el esfuerzo de vivir abandonados en los brazos de un Padre que nos ama, confiando tanto en su providencia como en su misericordia.

En el Corazón de Jesús se manifiesta el amor paternal de Dios con palpitaciones humanas. "Tanto amó Dios al mundo que envió a su único Hijo". Que seamos verdaderos hijos de tan buen padre, entregando nuestras vidas para la salvación de las almas.

El demonio siempre quiere sembrar la desconfianza. Abelardo de Armas quiere gritarnos que Dios nos quiere y, con una fe inquebrantable en su amor, nada ni nadie nos separará de Él.

"Tus miserias, Yo las borro. Tus pecados, Yo los consumo¨.
Deja que estas palabras del Sagrado Corazón de Jesús penetren en tu corazón. Abelardo de Armas nos anima a ir siempre con confianza al Señor, especialmente después de caer en el pecado. 

Dios nos llama siempre a la conversión y nos asegura que si nos arrepentimos, Él nos perdonará. Su Corazón jamás se ha cerrado a ningún alma que vuelva a Él con corazón contrito y con espíritu humilde.

"Por el agua y sangre que brotó de tu Corazón como de una fuente inagotable de misericordia para nosotros, confiamos en Ti, Señor. Y te damos gracias y nos volvemos a Ti repitiendo: "Yo confió en Ti. Yo no puedo dudar de Ti" (Abelardo de Armas).

En nuestra sección Resumiendo, dentro de Recursos catequéticos, hemos puesto por escrito este programa. Puedes leerlo aquí. Y en Reflexionando, tienes a tu disposición un artículo que te ayudará a dirigir una reunión comentando este vídeo. Lo encuentras aquí.