Compartiendo a Jesucristo: Jesús echa a los vendedores del templo
- Sección: Meditaciones-homilías
- Categoría: Compartiendo a Jesucristo
«Está escrito: Mi casa es casa de oración, pero vosotros la habéis convertido en una cueva de ladrones».
«Está escrito: Mi casa es casa de oración, pero vosotros la habéis convertido en una cueva de ladrones».
La misión principal de los sacerdotes no es curar los cuerpos, sino las almas. La verdadera muerte es el pecado, por eso, no podemos estar de brazos cruzados sabiendo que hay almas que mueren sin sacramentos.
El Señor nos ha elegido con un propósito concreto, nos ha dado una partitura que tenemos que tocar. A veces abandonamos el camino que el Señor nos ha marcado, pero es necesario que, con mucha humildad, reconozcamos nuestras miserias y le entreguemos al Señor las riendas de nuestra vida. ¡Escucha esta homilía de «Palabras de vida desde la misión», del P. Christopher Hartley!
Si estás tentado, acude a María. Si estás triste, acude a María. Si te sientes desamparado, acude a María. En cualquier momento puedes acudir a nuestra Madre, Ella siempre tiene la solución que necesitamos.
«¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos.»
¿Cuál es el ejemplo que nos da María? Que nada vale la pena, si no estamos junto al Señor.
Tenemos una Madre que nos mira y nos sonríe, una Madre que nos ama más de lo que podemos imaginar, acudamos a Ella sin dudar.
«El buen pastor da su vida por las ovejas. Yo soy el buen pastor: conozco a mis ovejas y ellas me conocen».
«Os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.»
¿Serás capaz de dar un paso al frente para seguir a Jesús sin condiciones?
En esta homilía de «Palabras de vida desde la misión», el P. Christopher Hartley recuerda la necesidad que tenemos de hombres y mujeres que, dejándolo todo, vivan entregados totalmente a Cristo y a servir a los hermanos. Especifica también que para esto, es necesario que existan familias generosas abiertas a la vida y a entregar a sus propios hijos a Dios, sacerdotes y consagrados que propongan esta radicalidad de vida y, lo más importante, pedir con insistencia al Señor que mueva los corazones de los jóvenes.
El Señor no nos pide hacer cosas fuera de nuestro alcance, sino el «pequeño bien posible».
Como el Señor sabe que somos débiles, nos ha dado un ángel de la guarda para que nos acompañe, para que nos guíe en el buen camino. Por eso, dice el P. Christopher Hartley en esta reflexión de «Palabras de vida desde la misión», que es necesario darnos cuenta de que él siempre está junto a nosotros. Debemos ser dóciles a sus inspiraciones, porque siempre nos conducirán a Dios, de cuyo rostro ellos ya gozan.
«Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: "Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa."»
Tomando un pasaje de la Carta a los Colosenses, el P. Christopher Hartley, en este audio de «Palabras de vida desde la misión», nos pregunta: «¿Hasta qué punto somos conscientes de que ya participamos de la Pascua de Jesús?». En consecuencia, nuestra vida tiene que estar orientada a la eternidad, al cielo, y todo lo que hagamos tiene que estar dirigido hacia ese punto, a Jesucristo, muriendo a las cosas de esta tierra que nos separan de Él.
Lo que más necesitamos en nuestra vida es alimentarnos de Dios.
Solo el Señor puede dar alegría y paz profunda a mi corazón en medio de tanta incertidumbre.
«Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y publicanos, decían a los discípulos: "¿Qué? ¿Es que come con los publicanos y pecadores?". Al oír esto Jesús, les dice: "No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores."»
Que en esos momentos en que parece que vamos a explotar, nos refugiemos en el Corazón de Jesús, que descansemos en Él.
Busca a Cristo, encuentra a Cristo, ama a Cristo. ¿Con qué intensidad le buscamos, le seguimos, tratamos de estar con Él, de no perderle?
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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