Palabras de vida desde la misión: Sufrir por Cristo
- Sección: Meditaciones-homilías
- Categoría: Palabras de vida desde la misión
«Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas…»
«Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas…»
«El camino de la cruz donde has recogido todo el dolor, el pecado, el mal del mundo y lo has transformando... ¡Esa cruz es la salvación!...»
«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado».
Viene a buscarme el Pastor, para cargarme sobre sus hombros…
«Solo si tenemos una actitud contemplativa, podremos dar a los demás algo que merezca la pena...»
«Estamos llamados a ser Eucaristía, cuerpo de Cristo que entrega en la cruz, sangre de Cristo que se derrama para la redención del mundo…»
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«Si Tú me pides que te ame con todo el corazón, quiero enamorarme hasta las trancas…»
«No lo olvidéis nunca: después de la muerte, os recibirá el Amor. Y en el amor de Dios encontraréis, además, todos los amores limpios que habéis tenido en la tierra…»
«Jesús vive en mí, me quiere solo para sí, ha puesto su sello en mi corazón…»
Para aprender a estar en tu presencia: Genuflexión, Postura y Silencio.
«Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios».
«¡Señor quiero ver tu rostro!»
Que todo lo que me diste pueda florecer para la vida eterna...
«Para que el mal triunfe basta que los buenos no hagan nada.»
«Cuando habían remado unos veinticinco o treinta estadios, ven a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y tuvieron miedo. Pero él les dijo: “Soy yo, no temáis”».
«El Hijo del hombre ha venido a salvar y buscar lo que estaba perdido…»
«Hay corazones duros, pero nobles, que —al acercarse al calor del Corazón de Jesucristo— se derriten como el bronce en lágrimas de amor, de desagravio. ¡Se encienden!»
«El Señor me devuelve la vista para que le siga, camine tras de sus huellas y no me aparte de Él jamás.»
¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!
«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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