10 minutos con Jesús: De dos en dos
- Sección: Meditaciones-homilías
- Categoría: 10 minutos con Jesús
El Señor los mandó de dos en dos por delante de Él, a todos los lugares adonde pensaba ir Él.
El Señor los mandó de dos en dos por delante de Él, a todos los lugares adonde pensaba ir Él.
Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me dejes solo que me perdería.
Jesús se volvió y, al verla, le dijo: "Ánimo, hija, tu fe te ha salvado". Y la mujer quedó curada desde aquel momento.
Jesús busca a los hombres concretos para hablarles, para que experimenten a Dios, cueste lo que cueste.
De los que son como niños es el Reino de los cielos.
Tengo la impresión de que lo único que me queda en estos últimos momentos es lo que he hecho por los demás desinteresadamente.
Las zorras tienen madrigueras, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.
Si hemos dado la vida, ¿cómo no vamos a dar la muerte? Vamos a darlo todo, que quedarse a medio camino sería una chapuza. ¡Hasta la cumbre del Calvario!
Y vosotros, ¿quién decís que soy Yo?
¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las 99 en el campo, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra?
Cuando alguien tiene deseos de conocer al Señor, Él sale a su encuentro. Pero es necesario acudir a Él, no con deseos curiosones, sino con el deseo de conversión.
La grandeza y la belleza no se encuentran en lo material, sino en el interior. El mayor tesoro que podemos tener es a Dios.
Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos.
Las dos familias de Jesús, María y la Iglesia, se unieron en el Calvario.
«Nadie enciende una lámpara para ponerla debajo del celemín».
El que es fiel en lo poco, será fiel en lo mucho.
Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
Y, dejándolo todo, siguió al Maestro.
Le ha sido perdonado mucho porque ha amado mucho.
Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas?
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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