Compartiendo a Jesucristo: La fe de un centurión
- Sección: Meditaciones-homilías
- Categoría: Compartiendo a Jesucristo
«Os digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande.»
«Os digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande.»
¡Oh, Señor! Que la gente te vea a ti y no a nosotros. Que veamos que todo es para ti, que todo es por tu gloria.
¿Cuál es mi actitud frente al fracaso, frente a la cruz, frente al desaliento? ¿Miro al Señor en los momentos de sufrimiento? En esta homilía de «Palabras de vida desde la misión», el P. Christopher Hartley se lamenta de lo fácil que es la vida cuando no hay dificultades, cuando no hay persecución, cuando no cuesta nada ser cristiano. Muchas veces andamos como enemigos de la cruz de Cristo, y ser enemigo de Cristo significa no querer abrazarnos al yugo que Cristo nos ofrece.
¿Qué es lo que llena realmente mi corazón? ¿Dónde tengo puesto mi corazón?
El P. Christopher Hartley nos enseña que, a partir de las «frases equivocadas» que dijeron algunos de los seguidores de Jesús, el Señor nos transmitió sus grandes enseñanzas. Así, por ejemplo, porque Marta le dijo: «Si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano», el Señor hizo una gran confesión: «Yo soy la Resurrección y la Vida», ¿lo crees verdaderamente? ¡Escucha el audio completo de «Palabras de vida desde la misión»!
Me pondré en camino, volveré a casa de mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros.
Somos amados del Señor, por eso podemos decirle: «Señor, el que amas está enfermo».
En esta homilía de «Palabras de vida desde la misión», el P. Christopher Hartley nos recuerda que el Señor nos manda ir: «Id y proclamad las maravillas del Señor». Él te pide la disposición para poderte enviar, ¿cuál es tu respuesta? No puedes ir a proclamar nada si no has visto las maravillas de Dios en tu vida. ¿Me fijo en las maravillas que Dios hace en las vidas de los demás y en la mía propia?
Somos el único ser de la creación capaz de amar a Dios.
¿Y cómo puedes decir a tu hermano: «Hermano, deja que te saque la mota que tienes en el ojo», cuando no ves la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás bien para sacar la mota del ojo de tu hermano.
Tengo que hacer todo por amor. La vida está para darla, y lo que me quedo en el bolsillo se pudre.
Son los gestos sencillos, los gestos de amor de la gente corriente, los que consiguen contener y derrotar al mal.
«Haced lo que Él os diga».
¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre.
¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto…
Jesús, auméntame la esperanza para anhelar esa unión contigo después de la muerte.
Tomando como base la parábola del sembrador, el P. Christopher Hartley, en esta reflexión de «Palabras de vida desde la misión» dice que, es muy importante tener raíces profundas para no sucumbir. Esa raíz es todo aquello que da vigor y fortaleza a la vida cristiana. Por otro lado, nos puede pasar que aunque la semilla dé fruto, no seamos capaces de arrancar los vicios y la ahoguemos. Dios quiere transformar mi corazón, quiere caer en tierra fértil, pero si no estoy dispuesto a desenraizar mis vicios, su Palabra nunca podrá dar fruto en mi vida.
Pidamos a María que Ella rasgue esos velos que puede ser que todavía nos separen del Señor.
¿Estamos realmente convencidos de que es solo en la voluntad de Dios, en el plan de Dios, donde nuestra vida tiene realmente sentido? En esta reflexión de «Palabras de vida desde la misión», el P. Christopher Hartley explica que, sin enamoramiento, no hay cumplimiento de la voluntad de Dios y que, en la Iglesia, se vive de amor y para amar. Pero es imposible hacer la voluntad de Dios si no se tiene el corazón limpio, si no se tiene el corazón puro.
¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?
La verdad de que Dios me ama, puede ser la única verdad que estoy llamado a conocer en este mundo.
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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