Compartiendo a Jesucristo: Segundo anuncio de la pasión
- Sección: Meditaciones-homilías
- Categoría: Compartiendo a Jesucristo
«Poned en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres.»
«Poned en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres.»
Tenemos que imitar a San José, aprender de Él, porque aunque en el Evangelio no se refleja ninguna palabra suya, no hacía cosas para Dios, sino que vivía para Dios.
Él les dijo: Y vosotros ¿Quién decís que soy yo?
Pedro respondió: El Mesías de Dios.
Madre mía Inmaculada, desde hoy y para siempre, empezando ya, voy a caminar de tu mano el resto de mis días, voy a hacer todo contigo y, si es difícil, pediré que lo hagas tú por mí. No me separaré de ti jamás y si dudo, tú no me sueltes, Madre mía.
En esta reflexión de «Palabras de vida desde la misión», el P. Christopher Hartley, nos hace ver la belleza de contemplar a Jesús en oración, porque es en la oración donde el hombre y Dios se insertan en un diálogo de enamorados. La oración llena a una persona de confianza, de seguridad en Dios. Hace que una persona no tenga necesidad de apoyos humanos.
Dios quiere pasar todos sus proyectos fabulosos a través de medios desproporcionados, así quedará claro que es Él quien lo hace.
Utilizando el pasaje de la multiplicación de los panes y de los peces, el P. Christopher Hartley, en esta homilía de «Palabras de vida desde la misión», recuerda una experiencia que le ha quedado marcada para siempre, y es la fe de los fieles de su parroquia en Sudán del Sur, donde en medio de un diluvio, las gentes acudían a misa descalzos, muertos de frío, con la poca ropa que tenían, porque saben que su único alimento es la Eucaristía.
Herodes dijo: Yo mandé decapitar a Juan. ¿Quién es, pues, éste de quien oigo decir tales cosas?
Y buscaba una ocasión para conocerlo.
Zacarías dudó de Dios y se quedó mudo. Si tú te fías de Él como la Virgen María podrás ver cosas cosas grandes, el Señor podrá hacer cosas grandes en ti.
«El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes». En este podcast de «Palabras de vida desde la misión», el P. Christopher Hartley, explica que no podemos poner nuestra confianza ni en los bienes, ni en la riqueza, ni en el poder. Es una insensatez olvidarse de Dios y apoyarse en lo que se posee creyendo que eso me hará feliz. Tenemos que hacernos como niños, sabernos dependientes de Dios que nos lo da todo.
Señor, que yo respete el tiempo que las almas necesitan para convertirse, para cambiar. Tiempo de Adviento, tiempo de espera.
Jesús convocó a los doce y les dio poder para expulsar toda clase de demonios y para curar las enfermedades.
María y José se están preparando para el nacimiento del Niño. Tú y yo, ¿qué preparación llevamos?
Porque me fío de Cristo decido creer. Es normal que en algún momento lleguen dudas, pero nos tienen que servir para crecer en amistad con Él.
La caridad, el amor que viene de Cristo nos vuelve más humanos porque nos hace más parecidos a Dios, que es Amor.
Jesús dijo a la multitud: “Nadie enciende una vela y la tapa con alguna vasija o la esconde debajo de la cama, sino que la pone en un candelero, para que los que entren puedan ver la luz”.
El Reino de Dios brota en lo pequeño, siempre en lo pequeño.
¿Soy consciente de la importancia que tiene, la seriedad de lo que significa, hacer una promesa a Dios? ¿Se toma Dios en serio las cosas que le prometo, las cosas que le digo? ¿Me da vergüenza faltar a mi palabra con Dios? En este programa de «Palabras de vida desde la misión», el P. Christopher Hartley, nos plantea estas cuestiones y otros temas relacionados, y afirma que, a Dios le duele la infidelidad de su pueblo, le duele nuestra infidelidad.
Que sepamos descubrir qué es lo que podemos hacer por todos los que nos rodean.
Reflexionando sobre el pasaje del Evangelio en el cual Jesús visita Nazaret, y de los escasos milagros que pudo hacer allí por su falta de fe, el P. Christopher Hartley, en esta homilía de «Palabras de vida desde la misión», habla de la gran fe de los cristianos de Sudán del Sur, que durante la guerra, escondidos en los bosques, cuando podían, cantaban el Credo y las verdades fundamentales de nuestra fe. También nos asegura a nosotros que el Señor no podrá hacer milagros en nuestras vidas si no tenemos fe.
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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